Relax, nervios, alegría, calma… Los olores pueden generarnos multitud de sensaciones e influir en nuestro estado anímico, además de provocar reacciones muy distintas dependiendo de cada individuo. A pesar de ser el sentido más sensible del ser humano y de ligarse a la emotividad, el olfato se ha llegado a considerar el sentido “olvidado.”

Desarrollado bajo la dirección y supervisión de la psicóloga Silvia Álava, la marca Ambi Pur llevó a cabo un estudio realizado con una muestra de 1.000 hombres y mujeres de edades comprendidas entre los 25 y los 45 años de distintos puntos de España. El principal objetivo del estudio es conocer la verdadera importancia del sentido del olfato y su relación con los recuerdos y el estado anímico de las personas, ya que el proceso olfativo constituye una experiencia muy profunda a todos los niveles física y psíquicamente.

El olfato, el sentido más desarrollado pero no por ello el más valorado

Un 42% de los encuestados afirma que el sentido que tienen más desarrollado es el olfato, seguido de la vista (21%) y el oído (17%). En las últimas posiciones encontraríamos al gusto (12%) y el tacto con tan solo un 8%.

En el mundo occidental el olfato siempre ha sido, probablemente, uno de los sentidos menos valorados a nivel personal frente a la vista y el oído que ocupaban lugares preferentes en este aspecto. Sin embargo, según los resultados del estudio de Ambi Pur, casi un 70% de los encuestados considera que el olfato tiene una importancia similar al resto de los sentidos, mientras que un 28% declaró que el olfato es el sentido más importante. Tan solo un 3% consideró que el olfato es el sentido menos importante de todos. Estas conclusiones logran desmentir la antigua percepción de que el olfato es el sentido menos apreciado.

El olfato, el sentido más emocional

El estudio de Ambi Pur pone de manifiesto la relevancia del olfato por su vinculación con las emociones de las personas. La generación de una memoria olfativa en el ser humano permite no solo recordar momentos sino también emociones. El olfato nos hace recordar productos, lugares, personas y situaciones y si el olor es intenso, podemos evocar los sentimientos y emociones asociados al mismo. En la mente, el olor se registra como una emoción que está estrechamente relacionada con las situaciones en las cuáles se percibió por primera vez aquel mismo olor.

Cuando olemos un determinado aroma, instantáneamente se produce una asociación de pensamientos. Según Silvia Álava, “el ser humano recuerda el 35% de lo que huele frente al 5% de lo que ve, de manera que la memoria puede retener hasta 10.000 aromas distintos mientras que únicamente es capaz de reconocer 200 colores”.

En la encuesta de Ambi Pur queda constatado este dato, ya que el 83% de los entrevistados afirma que existen olores que evocan momentos felices en su vida. A la hora de revivir una escena del pasado, un 46,3% de la muestra reconoce que volver a oler algo que le resulta familiar les influye más que volver a ver una escena que ya ha visto (35,6%) o escuchar algo que había escuchado. Por ejemplo, un 67,3% de los entrevistados asocia el olor al material escolar, como un olor característico de su infancia, seguido del olor a ciertos tipos de prendas que evocan etapas de la niñez, y el olor a crema solar que recuerda las vacaciones pasadas.

Los olores y aromas están repletos de componentes afectivos y emocionales, son invisibles pero tienen gran significado y generan asociaciones de pensamientos. Con mucha frecuencia encontramos con que se acaba relacionando con el producto que las aloja o con una situación vivida con anterioridad.

Según Silvia Álava el olor estimula el sistema límbico, que es la parte del cerebro responsable de las respuestas emocionales. Un 51,3% de los encuestados está convencido de que el olor de los ambientes se vincula a la memoria y sólo el 7% cree que no tiene nada que ver.

En muchos casos los olores son difíciles de etiquetar, ya que el olfato es un sentido que está estrechamente vinculado con las experiencias pasadas, pudiendo provocar sensaciones diferentes para cada individuo. 

Los olores y el estado anímico de las personas

Los olores pueden producir distintas sensaciones: relax, tensión, calma, agitación, alegría… se pueden distinguir más de10.000 aromas diferentes que influyen en la memoria e impactan diariamente en la calidad de vida. Los aromas y olores tienen la habilidad de influir en el estado anímico de las personas.

Los buenos olores se relacionan con imágenes gratas y agradables de la vida que contribuyen a generar sensaciones y estados anímicos positivos.

En la encuesta, las opciones más votadas respecto a “qué conseguiría levantar su estado de ánimo” son: el olor a flores y naturaleza (48,7%), el olor a mar o salitre (37%) y en tercer lugar el olor a dulce (chocolates, caramelos etc..) con un29,4 %. Los agradables olores se posicionan con la vida, con imágenes gratas, jardines, flores, higiene y limpieza. Más de la mitad de los encuestados (52,3%) prefiere innovar los distintos aromas en el hogar e ir cambiando de vez en cuando según el estado de ánimo.

Los olores en el hogar

Un 66,9% de los encuestados cree que el aroma del hogar es fundamental y que puede dar pistas a la hora de definir la personalidad de sus habitantes. Los resultados de la encuesta apuntan a que cuando tenemos visita, nos esforzamos mucho más en conseguir un aroma agradable. Así lo afirman el 58,1% de las personas, que declaran, que además de ventilar, se preocupan de que la casa huela bien. Otro 31,5% muestra interés en que al menos su casa no desprenda malos olores, frente a un 10,3% que afirma no cambiar sus hábitos en relación a los olores aunque vaya a recibir a una visita. Los participantes en la encuesta afirmaron que al entrar a casas de terceros, en lo primero que se fijan es en el aroma (38%), seguido luego de la decoración (32%) y la disposición de los muebles (16,4%).

El olor que los encuestados consideran más desagradable a la hora de entrar en casas de otras personas es el de la basura (45%) seguido del tabaco (25,9%) y mascotas (21,2%). El 66,1 % de las personas entrevistadas considera que es positivo que en su casa cada espacio tenga un olor característico.

Un porcentaje muy elevado de los encuestados (76,4%) cree que el olor de un dormitorio influye en los sueños. A pesar de no hay estudios que demuestren este hecho de forma concluyente, está claro que un olor desagradable puede provocar que tardemos más tiempo en conciliar el sueño y que al mismo tiempo disminuya la calidad del mismo. Abrir la ventana para airear el ambiente del hogar es una manera que eligen algunas personas para obtener un aire fresco y puro.

Los olores en los lugares públicos

Tan sólo el 1,3% de los encuestados afirma que puede tolerar los fuertes olores que surgen en los lugares muy concurridos. Entre los olores más desagradables, los encuestados señalan el sudor, con un 63,2 %, o la comida en mal estado (31,6 %).

Si nos referimos a tiendas y establecimientos, el 84,2% de los encuestados cree que le influye el hecho de que la tienda tenga un olor agradable. Se ha comprobado que los ambientes agradables de compra afectan a los niveles de estimulación del consumo.

Numerosos estudios han concluido, en esta línea, que la generación de aromas atractivos mejora la percepción del punto de venta y produce reacciones emocionales agradables en los consumidores. La presencia de un aroma agradable en el establecimiento comercial redunda en una evaluación más positiva de los productos que se ofrecen, comparándolo con situaciones de consumo sin aroma.

En resumen, los olores y aromas son, en definitiva, un excepcional mecanismo para ayudar a pasar de lo puramente sensorial a lo realmente experiencial y vivencial.