El número capicúa o número palíndromo, es aquel que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, por ejemplo en 1221. capicúa proviene de la expresión catalana “cap i cua”, es decir, cabeza y cola. Palíndromo es una palabra de origen griego que proviene de “palin dromein”, es decir, volver a ir atrás.

Desde la antigüedad, se les ha dado cierto aura mágico a estos números. Ya los antiguos griegos estaban convencidos de que las fechas capicúa podían venir acompañadas de grandes acontecimientos. Sin embargo, no siempre se esperaban estas fechas con ilusión, y que a menudo se pensaba que los acontecimientos señalados podían tener un matiz muy negativo.

La última fecha totalmente capicúa tuvo lugar el 20-02-2002 y la anterior había sido casi mil años antes, el 11-11-1111. Por ese  motivo hubo un gran revuelo en torno a esa fecha y se llegaron a vaticinar grandes sucesos. El hecho de que la fecha estuviera tan cerca del cambio de milenio hizo que muchos hablaran de la posibilidad del fin del mundo. Pero, como sucede siempre en estos casos, finalmente ese 20 de febrero fue un día como otro cualquiera.

Los boletos de lotería con número capicúa

Cuando un boleto de lotería tiene un número capicúa se vende con gran rapidez. En sorteos como el de Navidad es frecuente que muchos de estos números estén ya reservados por peñas o por personas que los juegan de manera habitual. Sin embargo, nunca en la historia de la lotería un gordo de Navidad ha caído en un número capicúa.

En general, los coleccionistas pagan más por los billetes que tienen numeración capicúa o por los objetos que tienen cualquier tipo de número de serie en capicúa porque se considera algo excepcional, incluso en grandes series en las que puede haber muchos números así.

Por ejemplo, en Argentina se fabricaron billetes de tranvía con una numeración que iba desde el número 00000 hasta el 99999. Esto hacía que hubiera mil números capicúa en cada serie, pero aun así, cuando un viajero lograba uno de estos números, lo consideraba un símbolo de buena suerte y era costumbre jugar, ya que se pensaba que se podría ganar un premio.

Las personas a cargo de concesionarios de vehículos se han encontrado con casos de personas que querían esperar a matricular su coche cuándo le correspondiera un número capicúa. También afirman que muchos clientes se sienten especialmente ilusionados cuando les corresponde un número de este tipo.