La enoclofobia o demofobia es una patología que consiste en sentir un temor irracional hacia las multitudes. Las personas que la sufren pueden ver muy limitada su vida y por eso deben de acudir a un psicólogo para que les ayude a entender qué es lo que les pasa y cómo pueden superarlo.
No se debe de confundir una patología con algo que puede resultar desagradable. Hay personas a las que no les gustan las multitudes y evitan sitios en los que pueda haber mucha gente porque les resulta desagradable e incluso puede generarles cierta confusión o una cierta sensación de agobio.
Pero quién sufre enoclofobia tiene unos síntomas bastante más intensos, y su reacción ante la situación que le produce miedo es siempre excesiva, irracional e incontrolable, derivando en la evitación del problema.
Enfrentarse a la situación puede generarles crisis de ansiedad que incluyen palpitaciones, sudoración, mareos e incluso una crisis de pánico que puede hacer que la persona pueda llegar a perder el control de sí misma o a desmayarse.
Esto hará que la persona acaba evitando este tipo de situaciones incluso si eso le genera problemas en su vida laboral o familiar, siendo incapaz de enfrentarse al problema y llegando incluso a experimentar todos los síntomas ante la sola idea de tener que encarar sus miedos.
Enoclofobia y agorafobia
Es común la confusión entre enoclofobia y agorafobia. Las personas que padecen agorafobia también evitan a las multitudes, pero su trastorno es más generalizado, llevándoles incluso a evitar cualquier espacio abierto. En los casos más extremos, la persona se puede negar a salir de su casa.
Se calcula que la agorafobia, en cualquier grado, puede llegar a afectar a un 3% de la población mundial, mientras que la enoclofobia es un trastorno mucho más específico y minoritario que afecta tan solo al 0,3% de las personas.
¿Por qué se produce la enoclofobia y cómo puede superarse?
Muchos expertos en psicología y comportamiento atribuyen el origen de la enoclofobia a una experiencia traumática de la persona. Es lo que se conoce como miedo irracional aprendido. Las personas que sienten este miedo pueden tenerlo por diferentes causas, algunas dicen que tienen miedo a verse pisoteados o arrastrados por la multitud, otros reconocen que sus temores tienen que ver con contraer enfermedades y muchos son los que hablan de que se sienten pequeños e insignificantes entre la masa.
Precisamente, son las técnicas de la psicología cognitiva-conductista las que mejor funcionan en el tratamiento de esta fobia. En un principio, el psicólogo trata de averiguar cuál es la situación traumática que ha dado lugar a este miedo, algo que no siempre es fácil porque la persona no realiza la asociación de manera consciente.
A continuación, se trata de exponer al paciente a aquello que le produce miedo, en este caso las multitudes, pero de una forma muy gradual, de manera que pueda ir realizando nuevas asociaciones, uniendo la causa de su temor a algo más positivo. Es un trabajo cuyo avance dependerá mucho de cada persona, pero que en general es lento y que supone un gran compromiso por parte del paciente. Si se persevera, los porcentajes de éxito son muy elevados.