Estamos acostumbrados a oír la palabra Alta Costura a diario, sobre todo cuando tiene lugar algún desfile o Semana de la Moda. En verdad, Alta Costura son dos palabras pero no se concibe la una sin la otra hasta tal punto que se han fusionado para entender como una única palabra.

Las capitales de la Alta Costura son Londres, Nueva York, Paris, Milán y Tokio, las grandes marcas se dan cita año tras año en estas ciudades para dar a conocer sus colecciones de próximas temporadas. Las prendas más exclusivas hechas a mano se ven en estas pasarelas, esa es la Alta Costura, unas telas de gran calidad confeccionadas con mucho cuidado, mimo y llenas de pequeños detalles.

Las prendas de Alta Costura destacan por alguno de los materiales que utilizan como son los cristales de swarovski, los bordados a mano, las plumas de avestruz o las estampaciones pintadas a mano. Una de las marcas de alta costura que utiliza estos complementos es Rosa Blasco.

Otra de las maneras para identificar una prenda de Alta Costura es por que muchos de esos tejidos se hacen a medida con el fin de luzcamos una figura radiante. Lo bueno de la confección a medida es que resalta las mejores partes de nuestro cuerpo.

Pero la Alta Costura no se ciñe sólo a los vestidos largos o de cóctel para las fiestas sino también a aquella ropa que nos ponemos a diario como unos pantalones o unas blusas que realzan la figura femenina. A este tipo de prendas las conocemos como el Pret-a-Porter.

Los complementos y las joyas también forman parte de la Alta Costura, un vestido de palabra de honor no dice nada sin una gargantilla o unos pendientes a juego. La clave para deslumbrar es conseguir la armonía del ‘todo’: zapatos, bolsos, vestido y resto de complementos.