Hoy es un día en el que me quiero parar a reflexionar sobre aquel que perdió las ganas de vivir. Aquel ser humano que se ha sumergido un aura de negatividad, dónde parece que nada le llena: tiene trabajo, esposa, hijos, coche, … Sin embargo, esta vació, vive en un oasis en medio del desierto. Oasis que aunque es precioso sólo le deja ver el desierto y aunque tenga el suficiente agua y alimento para vivir, no le alivia la sed de “felicidad” que tiene…

Hablando con amig@s te das cuenta que mucha gente acude a ti contándote: “mi vida carece de sentido”, “no soy feliz”, “nada me llena”, “me siento sólo en medio de la multitud”,… Mil frases podría escribir, en esos momentos me paro a reflexionar y les planteo: ¿qué necesitas para qué tu vida tenga sentido?, ¿qué necesitas para ser feliz? Algunos amigos te plantean que necesitan una pareja, otros amigos, otros una casa, otros… En fin, cada uno te plantea sus motivos básicos para ser feliz, cómo si existiera una escala de necesidades básicas para ser feliz. Aquí me paro con tod@s a pensar que aunque cumpliéramos esta escala: ¿no crees que siempre nos quedaría algo para ser feliz?

¿Qué te parece si damos la vuelta a esto? ¿Por qué no ser apasionados en un factor de esa escala para conseguir ser un poquito más felices?. Jorge Bucay en su consulta plantea a sus pacientes tener un “amante”. El término amante parte de la raíz esencial en la que tenemos que ser apasionados en al menos una actividad que hagamos en nuestro día a día, esta pasión debería llevarnos a valorar nuestra vida como única e irrepetible y a cuestionarnos dónde se encuentra el origen de nuestra verdadera felicidad.

¿Tienes un amante?

Autora: Rosana Rodríguez Gómez