La columna vertebral está formada por huesos llamados vertebras que protegen la médula espinal y entre cada vértebra se encuentran los discos que las separan. Cada disco funciona como un tipo resorte o almohada que permite el movimiento de las vértebras y las mantiene juntas pero evitando el roce entre cada vértebra. Cada disco está formado por dos partes: el primero se denomina  núcleo pulposo, que es la parte interna del disco y es de consistencia gelatinosa, la parte externa del disco se le conoce como anillo fibroso. Existen diversas enfermedades que pueden afectar la columna vertebral, un ejemplo de ello es la protusión discal, que aqueja específicamente a algún disco de la columna.

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Cuando aparece la protusión discal

Esta enfermedad aparece debido al envejecimiento de los discos o a alguna lesión causada por golpes o caídas que lastiman la espalda. En casos normales las protusiones discales pueden aparecer a partir de los 40 años de edad. Cuando algún disco pierde elasticidad, ya sea por  los años o por lesiones, el núcleo pulposo se sale de su lugar, el disco se deforma y se empieza a formar la protusión discal. En algunos casos, esas protuberancias son visibles. Cabe recalcar que no todas las protusiones discales causan dolor o molestias a los pacientes, asimismo, no todos los dolores de espalada significan la presencia de protusión discal.

Diversos factores como la obesidad, la edad, trabajos que requieran demasiado esfuerzo físico, deportes  intensos, mantener la misma posición por mucho tiempo, levantar cargas muy pesadas y falta de actividad física, pueden provocar protusiones discales.

Síntomas más frecuentes

Los síntomas de la profusión discal son: fuerte dolor de espalda, sobre todo al tratar de hacer movimientos como agacharse, sentarse o pararse, en caso que el daño afecte a la médula espinal, puede haber afectación neurológica lo que provoca que el dolor se extienda a uno o ambos brazos, el cuello o a los pies, dependiendo en qué parte de la columna está el daño. Además se puede presentar hormigueo y espasmos musculares.

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Al presentar algún fuerte dolor de espalda es necesario acudir inmediatamente al médico para ver si se trata de protunsión discal u utro tipo de padecimiento de la columna vertebral como fisura discal o hernia discal, por mencionar algunos. Generalmente se realiza una resonancia magnética para diagnosticar la enfermedad. Entre los tratamientos que el médico proporciona para éste tipo de padecimiento es: tomar medicamentos analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares, ya sea en píldoras o inyeccción para calmar el dolor,  cuando el daño en la columna es provocado por sobrepeso u obesidad se requerirá bajar de peso, otro tratamiento pueden ser los masajes profesionales, fisioterapia o quiropráctica y en última instancia y para casos muy específicos se puede acudir al tratamiento quirúrgico. Los procedimientos quirúrgicos que se pueden realizar son la  laminectomía, laminotomía y microdisectomía. Cada una de esas intervenciones trata de sanar problemas específicos de los discos y no tienes tanto riesgo, lo contrario ocurre con la cirugía de reemplazo del disco que además de ser costoso puede ser muy delicada.