Caídas imprevistas, quemaduras desafortunadas, niños que son niños y cuya curiosidad les lleva a meter sus deditos en lugares peligrosos como los enchufes de la luz, etc.. La cantidad de imprevistos diarios con probabilidad de acabar en accidentes son innumerables. Por eso, lo más recomendable es saber de antemano, cómo actuar ante un accidente mediante los primeros auxilios, ya sea protagonizado por un niño o por una persona mayor.

Saber unas nociones básicas de primeros auxilios puede resultar de gran ayuda en caso de tener que enfrentarse a una situación de gravedad. Lo esencial es, ante todo, procurar evitar cualquier situación peligrosa. Pero eso con los niños no siempre es posible. Así pues, lo mejor es que se sepa qué hacer en cada caso que se le presente.

Recuerde que es muy importante no perder los nervios y tranquilizar a la persona accidentada. Generalmente, si el accidente reviste cierta gravedad, además de los primeros auxilios que usted pueda darle a la persona en el lugar de los hecho, debe avisar al personal cualificado o bien trasladar al accidentado a una clínica.

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Imprevistos graves: una parada cardiaca

Una emergencia que reporta cierta gravedad es una parada cardiaca. Se trata de un cese más o menos brusco de la actividad del corazón, que hace que no llegue riego al cerebro. Si alguna vez se encuentra en una situación en la que tiene que reanimar a alguien que ha sufrido una parada cardiaca, debe ser bastante rápido y eficaz. Cuanto menos tiempo pase entre la parada y la reanimación, más favorable será su evolución posterior.

Ayudar a respirar

Se trata de que distribuya, lo antes le sea posible, cantidades de oxígeno a los tejidos y particularmente al cerebro. Para ello, lo primero que debe hacer, es abrir las vías aéreas de la víctima. La persona inconsciente tenderá a echar hacia atrás y hacia abajo la mandíbula inferior, postura en la que la lengua puede obstruir la laringe, impidiendo el paso del aire. Lo mejor en esta situación es inclinarle la cabeza hacia atrás. Es posible que la respiración se restaure espontáneamente. En caso de que no sea así, deberá hacer la respiración boca a boca.

Lo primero que hay que hacer es abrir las vías respiratorias. Para ello tiene que inclinarle la cabeza hacia atrás y poner un dedo bajo su barbilla. Después coloque sus labios sobre la boca de la persona accidentada. Píncele la nariz con dos dedos y exhale con suavidad durante uno o dos segundos, hasta que el pecho suba. Cuando baje vuelva a coger e insuflar aire suavemente. Haga una respiración cada tres segundos. Cada diez respiraciones compruebe que siga teniendo pulso.

Masajes cardiacos

Saber dar un masaje cardiaco puede ser de gran ayuda en un caso de emergencia. Para aplicar esta técnica, es preferible que la víctima repose sobre una superficie dura. Para aplicarlo, coloque el talón de la mano sobre la parte inferior del esternón y la otra mano sobre ésta, con cuidado de que los dedos no toquen el tórax. Sitúese sobre la víctima, con los brazos extendidos y mézase suavemente hacia delante, presionando para que los ventrículos se compriman.

Repita la operación varias veces, suave y uniformemente, una vez por minuto, más o menos. Si las víctimas son niños, utilice sólo una mano, si son bebés, es suficiente que comprima solamente con los dedos. Hay que tener presente que la comprensión cardíaca no ventila por sí sola la sangre a los pulmones. Por eso, se debe combinar la técnica de respiración artificial con la de masaje cardíaco.