Las lunas de Júpiter se dividen en dos grandes grupos: los satélites mayores o galileanos, que son los más conocidos (Ío, Europa, Ganímedes y Calisto) y los satélites menores, que hasta ahora se pensaba que eran tan solo 67 y que a su vez se dividen en dos grupos. El grupo Amaltea está formado por cuatro pequeños satélites y el grupo de satélites irregulares, formado por el resto. Existen también otros satélites conocidos como asteroides troyanos, que son múltiples fragmentos de asteroides que orbitan alrededor del planeta.
Decíamos que hasta ahora, al preguntarnos cuántas lunas tiene Júpiter, decíamos que 4 satélites mayores y 67 menores. Pero acaban de descubrirse nada menos que 12 nuevas lunas que se integran en los satélites menores y que elevan su número a 79. El descubrimiento fue el culmen de un año completo de trabajo durante el cual se estuvo observando el planeta de forma muy detenida.
El descubrimiento se ha hecho este mismo mes de julio gracias a los métodos más avanzados de los que actualmente se dispone para poder observar los planetas del sistema solar. Además de descubrir nuevas lunas también se han hecho avances muy interesantes sobre otros cambios que han tenido lugar en el planeta.
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Las lunas de Júpiter: Valetudo, la luna suicida
Entre las nuevas lunas que se han descubierto destaca la más pequeña de todas, que se ha apodado Valetudo, que era el nombre de la nieta de Júpiter. Esta luna tiene una órbita totalmente diferente al resto. En cierto modo se puede decir que va en dirección contraria a las demás y que, para colmo, su órbita es diferente.
Con estas referencias es evidente que Valetudo está condenada a impactar con cualquier otra de las lunas de Júpiter y, dado su pequeño tamaño, desaparecer. Pero mientras eso no ocurra, podremos disfrutar de ella y observar y, tal vez, a entender su trayectoria.
Las lunas de Júpiter más importantes: Europa
Entre todas las lunas de Júpiter cabe destacar una, Europa, que es quizás la que más se ha estudiado hasta el momento a pesar de ser la más pequeña de los cuatro satélites galileanos. Reciben este nombre porque fueron descubiertos por Galileo en el año 1610.
Se trata de una luna helada, un gran bloque de hielo que se cree que podría contener agua en su interior e incluso vida. Se ha detectado la presencia de oxígeno en su atmósfera, lo que ha avivado las teorías de que pueda haber algún tipo de organismos vivos en el agua.
Europa siempre ha ejercido una cierta fascinación en los amantes de la ciencia ficción. Tal vez la convicción de que podría reunir condiciones para la vida ha hecho que aparezca en diferentes obras del género, algunas de ellas tan importantes como 2010: Odisea Dos, o 2016: Odisea Tres, del famoso autor Arthur C. Clarke.