Aunque la adopción es una forma maravillosa de demostrar amor y pensamos que padres son los que crían y no los que dan a luz, existe un fuerte conflicto, totalmente justificado científicamente, por el cual las personas se muestran renuentes no a adoptar, sino a abandonar el fuerte deseo biológico de pasar sus genes a la siguiente generación. Es por ello que la fecundación in vitro o FIV se presenta como una alternativa ante estos casos en los que el impulso biológico es muy poderoso. La fecundación in vitro presenta nuevas opciones Existen diversos casos en los que la FIV puede funcionar, aportando un abanico muy amplio de posibilidades para las parejas que por una u otra razón tienen problemas para concebir. Dado que se trata de una opción alternativa a la adopción, podemos suponer los siguientes casos:

  1. La madre no puede concebir debido a que existe un problema en su ciclo menstrual o bien el útero presenta unas condiciones muy poco favorables para lograr el embarazo, pero su útero en sí mismo se encuentra sano. Si el padre no tiene problemas de este tipo, pueden usarse tanto los óvulos de ella como los espermatozoides de él.
  2. Si la futura madre posee un útero sano, pero el padre padece alguna condición como la azoospermia (sin producción de espermatozoides) se puede utilizar el óvulo de ella, pero los espermatozoides tendrán que obtenerse de otro lado.
  3. Si el padre presenta un bajo conteo de espermatozoides, pueden utilizarse los mismos junto con el óvulo de la mujer.

En todos estos casos, si el útero de la mujer se encuentra sano, entonces la fecundación in vitro les podrá proporcionar el gozo de ser ellas quienes lleven el embarazo, ya que una vez que se realiza la fecundación el cigoto es colocado en su útero.