Se estima que un 20% de los españoles sufren impotencia, es decir, incapacidad de mantener una erección suficiente para el coito. El origen de este problema, al igual que el de los tratamientos, es de índole muy diversa .
La impotencia puede tener su origen en problemas de estrés, en las ideas y expectativas respecto al sexo, en problemas vasculares, neurológicos u hormonales.
Pero tanto médicos como psicólogos se muestran contrarios a categorizar los distintos tipos de impotencia en físicas o psicológicas. Asumen el problema como algo más complejo; en el que, en mayor o menor medida, gravitan siempre factores de ambos tipos. Con frecuencia, los pacientes sufren de ansiedad y malestar.
La alta incidencia de la enfermedad y la alta trascendencia que tiene en la vida de aquellos que la sufren han auspiciado grandes avances médicos, que se han centrado en la mejora de la calidad de vida de los pacientes. De cualquier forma, hay que tener en cuenta que la disfunción eréctil es un problema que requiere una colaboración intensa entre médicos y psicólogos.
TRATAMIENTOS CONTRA LA IMPOTENCIA
Medicamentos de vía oral
Destacan el Sildenafilo, la Fentolamina y Apomorfina. El primero, comercializado como Viagra, es el único que se vende en España, y apenas presenta efectos secundarios. Tan sólo puede ser dañino para personas que tomen fármacos relacionados con los nitratos, que a menudo se utilizan para tratar dolencias cardíacas. En algunos hombres que presentan índices bajos de testosterona, la administración de esta sustancia puede llegar a reducir la impotencia.
Medicamentos inyectados
Deben ser inyectados en el pene o en la uretra. Entre ellos se encuentran el clorhidrato de papaverina, la fentolamina y la prostaglandina. Todos pueden presentar ciertos efectos secundarios indeseables como el priapismo (erecciones permanentes y a menudo dolorosas) o la disfunción cicatrizal.
La nitroglicerina, un eficaz relajante muscular puede dar resultados muy positivos si se frota sobre el pene. Todo depende de la naturaleza y peculiaridades del caso a tratar.
A menudo las mejorías en la erección se atribuyen a efectos de medicinas cuyo poder recuperador real es leve o incluso nulo. En estos casos hablaríamos del bien conocido Efecto Placebo, esto es, la mejoría real mostrada por el paciente se debe únicamente a la confianza en el fármaco. Y es que en materia sexual la mente tiene mucho que ver y puede ser de gran ayuda.
Prótesis. Son dispositivos que se implantan en el pene y que permiten provocar la erección. Los principales problemas son las infecciones y los fallos mecánicos, aunque los cuales los primeros se han reducido considerablemente en los últimos años.
Existe un rechazo generalizado hacia las prótesis, pero éstas se muestran en determinados casos como un medio muy eficaz y fiable de cara a la mejora de la satisfacción sexual y el aumento de la calidad de vida.
Dispositivos de vacío. Son instrumentos que facilitan la entrada de la sangre en los cuerpos cavernosos al crear un vacío artificial alrededor del pene. Constan de tres componentes básicos: un cilindro de plástico en el que se introduce el pene, una bomba para extraer el aire del mismo y una goma elástica que evita que la sangre retorne al cuerpo. Esta última debe mantenerse durante el coito.
Cirujía. La cirugía médica se encarga bien de reconstruir arterias para aumentar el flujo de sangre en el pene, bien de bloquear la salida de la sangre del mismo.
Otros. La dieta mediterránea y, en general, cualquier forma de cuidar nuestro sistema cardiovascular, reducir la tensión o disminuir la obesidad, se muestra muy eficaz para reducir o eliminar la disfunción eréctil.