Cuando se produce un desequilibrio en las hormonas sexuales de la mujer pueden aparecer graves problemas de salud. Fibromas, quistes, menstruaciones irregulares o abundantes, son algunas consecuencias de ese desequilibrio. Las hormonas sexuales femeninas más conocidas son los estrógenos y la progesterona. Ambas se producen durante el ciclo menstrual. El sistema hormonal de la mujer tiene tres secciones: el hipotálamo, la pituitaria anterior y los ovarios. En la primera se produce la hormona gonadotropina y ésta estimula la segunda sección que segrega las hormonas foliculoestimulantes y luteinizantes. Éstas son las que, a su vez, estimulan a los ovarios para que produzca estrógenos y progesterona.
Tabla de contenidos
Progesterona y estrógenos
La progesterona es muy importante para la salud de la tiroides, estimula el deseo sexual, fortalece los huesos y protege contra el cáncer. Sin embargo conviene distinguir entre la natural y la que se encuentra en preparados hormonales. Estas últimas, disminuyen la producción propia en el organismo dando lugar a serios efectos secundarios. Los estrógenos se componen, en realidad, de tres hormonas; estrona, estradiol. Aumentan durante los primeros 14 días del ciclo menstrual y alcanzan su punto álgido durante la ovulación. A partir de ese momento empiezan a disminuir. La estrona promueve el desarrollo y el mantenimiento de las estructuras reproductoras de la mujer. El estradiol ayuda a controlar el balance de líquidos y el estriol estimula la síntesis de proteínas, las cuales ayudan a crear nuevas hormonas para reparar los daños creados por el uso del organismo.
Causas del aumento del nivel de estrógenos
Numerosos estudios coinciden en que los problemas derivados del desequilibrio hormonal vienen dados por unos niveles altos de estrógenos y una falta de progesterona. Los altos niveles de los primeros pueden deberse al exceso de xenoestrógenos presentes en el medio ambiente, a la ingesta de hormonas sintéticas y a la carencia de algunos nutrientes.
Xenoestrógenos
Son sustancias externas al cuerpo, pero que inciden de manera importante en el nivel estrogénico. Los pesticidas, los plásticos, los compuestos industriales y las drogas farmacéuticas son alguno de ellos. Como resultado de la exposición diaria a estos compuestos no sólo se aumenta el nivel de los estrógenos sino que además se produce una deficiencia de progesterona. Es ahí cuándo empiezan los problemas. Cuando estos compuestos químicos entran en el organismo, a través de vegetales rociados con ellos, o del consumo de animales alimentados con granos, que han estado en contacto con pesticidas, estos quedan depositados en la grasa corporal siendo potenciales candidatos a sufrir desequilibrios hormonales.
Hormonas sintéticas
Otra de las causas de niveles altos de estrógenos son las hormonas sintéticas. Actualmente gran cantidad de mujeres las toma como medio anticonceptivo, para tratar síntomas de la menopausia o para equilibrar desarreglos. Sin embargo, estas hormonas no son destruidas por el organismo con la misma facilidad que las naturales. Se acumulan y producen un exceso de estrógenos. Carencia de nutrientes. La degradación del exceso de estrógenos se produce en el hígado. Para que esta fase se lleve a cabo a la perfección es de vital importancia tener buenos niveles de minerales como; cinc, selenio, cobre y magnesio, así como de vitaminas A, C, B2, B6, B12 y ácido fólico. Si no se toman de forma natural, a través de una alimentación sana y equilibrada, es necesario tomar algún suplemento nutricional, de manera que estos niveles queden cubiertos.
Síntomas
Un exceso de estrógenos en el organismo produce una serie de síntomas que pueden despertar las sospechas de quien lo padezca, lo cual sirve para atajar el problema cuanto antes. Normalmente lleva unido síntomas psicológicos y físicos. Entre los primeros cabe destacar la depresión, la falta de deseo sexual y la necesidad constante de comer carbohidratos y dulces. Entre los síntomas físicos, los más comunes, destaca; la hinchazón de pechos, la vaginitis, la retención de líquidos, el aumento de peso, el hipotiroidismo y la osteoporosis.