Parece que toda España ha aprendido a cocinar pan durante este confinamiento. Por eso, en la vuelta al trabajo, te encontrarás con compañeros que te hablarán de la masa madre como si fuera algo que ha estado presente en sus vidas desde siempre, otros que te comentarán la cantidad de humedad óptima para conseguir un pan esponjoso y a la vez crujiente y alguno que te contará las maravillas de la máquina para amasar que se compró en Amazon durante el encierro.

Si eres de los pocos que no has aprendido a cocinarlo este confinamiento todo te va a sonar a chino mandarín, por lo que vamos a echarte un cable con algunas pistas para que no te quedes al margen de todas las conversaciones.

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¿Qué es eso de la masa madre?

La masa madre es la clave para conseguir la madre de todas las masas, la masa perfecta que hará que sea el mejor. Pero no cualquiera puede tener una masa madre en condiciones. Bueno, lo cierto es que, en el fondo, tampoco es tan complicado.

La masa madre es un fermento para hacer pan que se elabora con agua y harina. Sin más secretos. No necesitarás la archifamosa levadura para hacer pan si ya tienes masa madre y, además, podrás guardar parte de la masa que hagas y convertirla a la vez en masa madre para tus siguientes hornadas.

Necesitas harina integral, harina de fuerza, agua, azúcar y un frasco hermético. Y un poco de paciencia porque el proceso es de cinco días, eso sí, sin mucho que hacer cada uno de ellos. El primer día solo tienes que mezclar la misma cantidad de harina integral y agua, crear la masa y dejarla reposar sobre un paño ligeramente húmedo durante un día. Un vaso de cada cosa es suficiente.

El segundo día, añades medio vaso de harina de fuerza y una pizca de azúcar y vuelves a amasar. Puedes dejarlo todo sobre el paño o en un frasco, pero abierto y a temperatura ambiente en una habitación sobre 24 grados. Puede ser un armario de cocina.

pan

El tercer día añades medio vaso de harina de fuerza y medio vaso de agua y vuelves a amasar. A estas alturas te olerá raro pero es normal, es el proceso de fermentado. Vuelves a dejarlo en su sitio. Y regresas el cuarto día para retirar el exceso de agua (puede acumularse encima de la masa), añadir medio vaso de harina de fuerza y volver a mezclar bien.

El quinto día el resultado puede parecer algo asqueroso, pero es la famosa masa madre y está lista para ser usada, así, con ese color, olor y burbujeo.

¿Cómo conservar la masa madre?

Si ahora has aprendido a hacer pan y vas a hacerlo a diario, consérvala en el frigorífico. Pero si pese a haber aprendido solo piensas hacer pan los domingos, entonces mejor a temperatura ambiente. Cada cuatro o cinco días quita una porción y añade la misma cantidad de harina integral y agua para que la masa se renueve y continúe estando activa.

¿Qué pan has aprendido a hacer?

La receta del pan tiene que ser extremadamente sencilla y no es necesario darle vueltas: harina (integral o blanca según el gusto), agua y la masa madre. No es necesario añadir nada más. Las proporciones te las va pidiendo la propia masa hasta que adquiera la textura adecuada.

Un buen horno para conseguir el punto justo en el pan es también fundamental para que una vez que has aprendido a hacerlo, te salga justo en su punto. Y todo lo demás, literatura y extras y es que el pan es un alimento básico y simple.