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El origen de Nike Air
En 1977 un estrafalario ingeniero aeronáutico llevó a Nike una propuesta, colocar aire en las zapatillas. La idea era tan extraña como la propia conducta de Frank Rudy, un tipo desgarbado, desaliñado y que no parecía conocer el sol. Diseñada en principio para ser utilizadas en botas de esquí Rudy pensaba que debidamente rediseñadas sus cápsulas de aire podían ser utilizadas en zapatillas de distintos deportes.
Phil Knight, el fundador de Nike, ni siquiera entendía qué ventaja podía obtenerse del aire. adidas, la marca a la que siempre se enfrentaba, no estaba interesada en sistemas de amortiguación de sus zapatillas. Pero había una diferencia fundamental, el grueso de ventas de adidas se situaba en Europa, donde lo habitual era correr en superficies blandas e irregulares, caminos y bosques. Los corredores estadounidenses, la base de las ventas de Nike, corrían en el duro asfalto de la ciudad, por lo que necesitaban unas zapatillas más amortiguadas.
Knight salió a correr con un primer prototipo de zapatillas con aire y diez kilómetros después ya estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con Frank Rudy. No era ninguna revolución, pero poner aire en algunas de sus zapatillas podía ser interesante para corredores con problemas. Según aquella experiencia, las unidades Air eran una curiosidad para un par de temporadas, aunque no puede decirse que Knight sea precisamente un visionario.
Cuando le presentaron el nombre Nike para su empresa no le gustó demasiado, él prefería Dimension Six. Tampoco veía futuro al swoosh, el logotipo que hoy aparece en millones de prendas. Sin embargo las unidades Air-Sole eran distintas, tenían un claro beneficio funcional. Las cápsulas de aire (en realidad, nitrógeno presurizado) pesaban menos que las espumas usadas habitualmente en las mediasuelas y se deformaban menos.
Aquella misma noche y sin tener aun las ideas claras, Knight se reunió con Frank Rudy y sellaron el acuerdo que llevó el aire a Nike. La razón definitiva fue un comentario de Frank Rudy que para cualquier otro podría haber pasado desapercibido. La nueva tecnología había sido rechazada por adidas, el gran enemigo de Nike. Triunfar con una idea rechazada por la competencia sería un doble éxito.
Nike Tailwind, la primera zapatilla con Air
Las primeras zapatillas con unidades Air-Sole fueron las Tailwind que se vendieron en la feria del corredor del maratón de Honolulu de 1978. La tecnología fue un completo éxito, a pesar de que la zapatilla se rompía fácilmente. El motivo era que Nike, en su intento de que la primera zapatilla con cápsulas Air demostraran ser tecnológicamente avanzadas, le colocó un tejido plateado formado por pequeñas escamas que se rompían. Aunque aquellas primeras Tailwind se caían a pedazos, los corredores disfrutaban tanto con la amortiguación que las arreglaban con todo tipo de parches.
Durante las siguientes temporadas Nike intentó que sus zapatillas tuvieran unidades Air de mayor tamaño hasta convertirlas en el estándar a imitar, primero en el running y más tarde en el resto de deportes. Desde el primer día la idea de Frank Rudy era una unidad Air-Sole que ocupara toda la mediasuela.
1987, nace Nike Air Max
Diez años después de la primera carrera de Knight con Air, Nike lanzaba la primera Air Max. No solo conseguían aumentar el tamaño, también conseguían por primera vez que la innovación técnica tuviera también un impacto estético.
Si las Tailwind implicaban un beneficio funcional para corredores, la Air Max se convertía también en un deseo. Cada nueva Air Max no solo incorporaba nueva tecnología, también se convertía en un referente en el imaginario de grupos sociales lejanos al deporte.
Aquella primera Air Max de 1987 no solo fue un éxito de ventas, también consiguió reflotar una compañía en horas bajas y ampliar el concepto Air. Aquella tecnología invisible que se situaba en la mediasuela de muchas zapatillas por fin era visible y comprensible.
Air Max 1997
1997 marcaba un doble aniversario. 10 años de la primera Air Max, 20 de la primera carrera con Air. Diseñada por el todoterreno Christian Tresser, un hombre que en apenas un año en Nike diseñó las R9 Mercurial de Ronaldo, Zoom GX y otra zapatilla recién reeditada, Zoom Spiridon.
La norma entre los diseñadores de Nike de la época era buscar un elemento inspirador y construir la zapatilla alrededor de él. Según el mismo Tresser, fueron las ondas que forma una gota al caer sobre un charco, aunque el equipo de marketing pensó que era mejor relacionarlo con el tren bala japonés. Recién llegado desde Reebok, Tresser no estaba familiarizado con “la cultura de la inspiración” y ya había tenido algún problema con su primera zapatilla para los de Beaverton. La Zoom Spiridon era la primera zapatilla creada completamente en malla porque Tresser había pensado sobre todo en conseguir una zapatilla de entrenamiento ligero, pero cuando llegó el momento de justificar su diseño tras una historia, Tresser no tenía nada que contar.
La Air Max 97, construida sobre una unidad Air Max completa que iba desde el talón a la punta del pie, era también innovadora en el upper. El sistema de lazada escondido, las franjas en material r3M que la hacían reflectable en 360º o la lengüeta con piezas que se integraban en la lazada fueron creaciones de Tresser que más tarde veríamos imitadas en multitud de ocasiones.
Tresser, con un pasado como jugador de fútbol, cambió las zapatillas de running por las botas de fútbol y más tarde dejó Nike para volver a Reebok, donde seguiría desarrollando la línea de fútbol y zapatillas de running.
Al contrario que las Air Max 95, la 97 no fue un éxito inmediato. El color plateado la convertía en algo muy diferente a casi cualquier modelo del mercado. Sin embargo, en Italia ciertas subculturas abrazaron las Air Max 97 como un rasgo distintivo. Primero fueron los grafiteros, que importaban su imagen de los raperos franceses, con ropa de fútbol, chándal y las últimas airmax. Más tarde fueron los clubbers, ya familiarizados con la saga Air Max y de ahí saltaron a las pasarelas. Una vez que veías a Armani o Dolce & Gabbana con Air Max sabías que era cuestión de tiempo que arrasaran también en las calles.
Como aquellas historias que todo el mundo cuenta pero nadie podía demostrar, toda Italia aseguraba haber visto a sus diseñadores favoritos con la Air max 97. Convertido en un fenómeno masivo, la zapatilla plateada tuvo incluso un apodo propio en Italia, Le Silver. Su importancia transversal, que llegaba a todos los grupos sociales, era tal que para celebrar su vigésimo aniversario se llegó a editar un libro dedicado exclusivamente al desarrollo de la Air Max 97 en Italia. 150 páginas en las que grafiteros, raperos, vendedores de zapatillas, dj´s y diseñadores hablaban de sus experiencias con la Air Max 97.
Tal y como ocurrió con la Air Force 1 y NY, la AM97 consiguió relacionarse con Italia hasta el punto de que Nike lanzó ediciones especiales exclusivamente para el país.