¿Cuánto conviene esperar antes de recurrir a técnicas de fecundación asistida? ¿Cuál es el precio de la fecundación in vitro? ¿Cuál es la diferencia entre inseminación artificial e in vitro? ¿Qué requisitos hay que cumplir para poder hacer estos tratamientos?
Estas son algunas de las preguntas que surgen a muchas parejas que no consiguen quedarse embarazadas. Sobre todo, ¿por qué?
Las causas dependerán de cada pareja. Es cierto que cada vez se tiende a pensar en la maternidad y en la paternidad más tarde y, en la cabeza de gran parte de la sociedad aún descansa la idea de que es por la mujer, que está al filo del fin de su época fértil y es por eso por lo que no consigue quedarse embarazada.
Eso puede influir, de hecho, a medida de que se van cumpliendo años, las posibilidades se reducen. Pero también el hombre tiene su parte, por lo que hay que quitarse la idea del peso y la responsabilidad y afrontar el hecho como un equipo. Este será el primer paso para poder enfrentarse a cualquier tratamiento de fecundación asistida de forma sana, sin lastrar ningún sentimiento de culpa o frustración.
La alimentación, la edad, los hábitos o el estrés, pueden ser algunas de las causas de esterilidad en la pareja, todo se refleja de una forma física, en el estado de los óvulos o de los espermatozoides, que son los que se tienen que activar y hacer bien su trabajo. Por ello, es importante que se hagan todas las pruebas oportunas si se lleva más de un año intentándolo para, así, tener un diagnóstico y, por ende, saber cuál es la mejor solución para poder concebir.
Por la mujer, por el hombre, por ambos o por origen desconocido. Son cada vez más las parejas que se someten hoy en día a tratamientos de fecundación in vitro. Pero, antes de continuar, conviene definir qué es y cuál es la mayor diferencia respecto a la inseminación artificial.
La FIV es una técnica de reproducción asistida que consiste en fecundar el óvulo fuera del cuerpo de la mujer y, una vez fecundado, transferirlo al útero para desarrollar la hormona B-HCG y lograr un embarazo. Esta técnica implica la extracción tanto de espermatozoides como de óvulos. En cambio, la inseminación que consiste en capacitar los espermatozoides a través de una muestra, mientras la mujer ha realizado un proceso de hiperestimulación ovárica y, una vez ovulando, se implantan dentro del cuerpo de la mujer para que se fecunden.
El tratamiento FIV suele ser más efectivo que la IA, por lo que es a lo que recurren muchas parejas que se someten a tratamiento privado.
España, en este sentido, es uno de los países donde las técnicas de reproducción asistida están más adelantadas, siendo referencia a nivel europeo. Si hay una ciudad que destaca y a la que acuden parejas de otros países de nuestro entorno, como Italia, es la ciudad condal.
Por ende, elegir una clínica de reproducción asistida en Barcelona no es fácil. Hay que tener en cuenta distintos factores como el grado de éxito, la experiencia de otros pacientes, el precio FIV, las condiciones y, sobre todo, el trato humano.
Quizá este aspecto sea lo más importante. Someterse a un tratamiento de reproducción asistida no es como comprarse un coche, y es vital que si se acude a una clínica privada, quien lidere este proceso, sepa la diferencia y la haga notar.
El pago, además, puede convertirse en un obstáculo. Barcelona IVF lo sabe y da posibilidad de financiar tu tratamiento de reproducción asistida a 12 meses y pone a disposición de los pacientes una póliza opcional de protección de pagos con coberturas de desempleo, incapacidad temporal por enfermedad o fallecimiento.
El precio de la inseminación o de la FIV puede variar dependiendo de los ciclos y lo que más suele costar son las medicinas de estimulación ovárica y ovulación que se aplican de forma subcutánea a través de inyecciones, así como las de vía vaginal una vez fecundado el óvulo.
Junto al trato humano y el coste, el porcentaje de éxito de la clínica y la experiencia de otras personas resulta fundamental para decantarse por una u otra.
Anteriormente ya se ha dicho que someterse a un tratamiento de reproducción asistida no es como comprarse un coche, por lo que no hay que dejarse llevar por el marketing de una u otra. Hay que ir mucho más allá. Saber el recorrido que tienen sus profesionales y el éxito en sus tratamientos.
Sin duda alguna, en la elección de la clínica pesará más que otra cosa la experiencia personal de nuestro entorno que, por estadística, serán unas parejas, aunque no lo cuenten. En este sentido, aún, en el siglo XXI, a veces el tema de la reproducción asistida es tratado como un tabú. Un gran error, porque seguro que nadie esconde si va al médico porque tiene gripe, un cólico o, simplemente, porque se encuentra mal, ¿por qué debería ocultarse esto? Quizá sea la normalización la asignatura pendiente que haya que afrontar en los próximos años.