Hay numerosas formas de preparar un ambientador casero, según el tipo de perfume que más te guste. Hace unos años los ambientadores caseros se preparaban cogiendo hierbas medicinales de la montaña. Luego se dejaban secar y se metían todas juntas desramadas en una bolsa de algodón, que fuera transpirable, y ésta se colgaba de los armarios para que desprendiera poco a poco el aroma de las hierbas. Las más comunes solían ser la lavanda, el tomillo o el romero. Ahora estos perfumes no suelen utilizarse para ambientar la casa y se opta más por olores dulces y suaves.
Para preparar un ambientador casero que además de perfumar la casa, sea un elemento decorativo dentro de ella, se necesitará una vela para cada ambientador, varias ramas de canela (al menos 10 por cada vela) y una cuerda. La idea es muy sencilla, se deben de colocar las ramas de canela pegadas a la vela, unas junto a las otras, de modo que se cree una superficie alrededor de ésta. Cuando todas estén puestas se ata una cuerda alrededor de las ramas para sujetarlas a la vela y que no se suelten, lo mejor es dar al menos con dos o tres vueltas. Así tanto si se enciende como si no la vela desprenderá un olor suave y agradable por toda la estancia. Cuando las ramas de canela se suelten se pueden colocar unas nuevas para que el ambientador casero dure más tiempo.
Otra alternativa para preparar un ambientador casero natural es utilizar las frutas, como la naranja. La naranja se parte por la mitad y ambas partes se vacían. Una de las mitades se pela la piel de forma que queden largas tiras de piel de naranja y en la otra se coloca una vela en el interior y alrededor, sin que toque la vela, se introduce la piel de naranja. La cáscara será el portavelas que evitará que la mesa o la superficie donde se coloque el ambientador se llenen de cera y la piel hará que cuando ésta se encienda desprenda un agradable perfume frutal.