Los pasillos y demás zonas muertas de la casa son, por regla general, los grandes olvidados de la decoración. Sin embargo, con un papel pintado, un zócalo de madera o determinados artículos de decoración se puede lograr que esas zonas de paso se conviertan en lugares con encanto. Un pasillo, un recibidor o una entrada son lugares que necesitan un tratamiento individualizado a la hora de decorarlo. El tamaño de la estancia, la luz o los techos son algunos de los factores a tener en cuenta para conseguir un efecto u otro.
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El recibidor
Para un recibidor con pocos metros cuadrados se necesita un mueble ligero. La principal protagonista en este tipo de hall es la consola. Como el tamaño de la estancia no hace posible mayor decoración, es preferible que el mueble elegido tenga un encanto especial: una pieza antigua de líneas sencillas puede conseguir que ese vestíbulo se convierta en un rincón perfecto. El papel pintado también ayuda a conseguir el efecto deseado, sin embargo hay que elegir un color luminoso y con dibujos poco marcados, de manera que no abigarre más el espacio. Si, por el contrario, se cuenta con una entrada muy espaciosa lo mejor es integrar muchos elementos. El mueble principal ya no debe tener una riqueza especial, puesto que va ir combinado con otros elementos decorativos. Una lámpara de pie, un espejo, cuadros, e incluso, alguna butaca o sofá proporcionan al recibidor un aspecto tan acogedor como el de una estancia principal.
Distribuidores
Otra zona de la casa, mal llamada zona muerta, suele ser el distribuidor. Normalmente están ubicados cerca de los dormitorios, por lo que desaprovechar este espacio resulta, además de poco estético, muy poco práctico. Es el lugar perfecto para colocar una alacena o una cómoda de cajones. Estos muebles en combinación con alguna lámpara baja y otros pequeños toques decorativos ofrecen, además de decoración, la posibilidad de aligerar los problemas de espacio en los armarios.
Los pasillos
A la hora de decorar un pasillo hay que tener en cuenta algunos factores. Su anchura, la altura de los techos o la luz son algunos de los indicativos necesarios para saber cómo ornamentarlo. Para disimular un techo bajo y estilizar más esta zona de la casa, se debe cubrir con un papel pintado de rayas verticales no muy marcadas. La luz debe provenir de arriba, bien con focos incrustados o bien con apliques colocados lo más alto posible y enfocados hacia el techo.
De esta forma, la luz rebota e invade todo el pasillo. Por otra parte, si lo que se quiere es disimular un techo muy alto, una buena solución es colocar un zócalo pintado o empapelado que llegue a 20 ó 30 cm. del mismo. El remate de ese zócalo con un listón de madera similar al color del suelo, consigue reducir visualmente la altura de las paredes. En este caso, para proporcionar luz, están indicados los apliques de pared, que se pueden colocar por encima o por debajo del listón de madera. Cuando se trata de pasillos de dimensiones normales y no se quiere disimular ningún aspecto en concreto existen distintas opciones para decorarlo. Los cuarterones de madera, por ejemplo, proporcionan un aire clásico y sobrio, aunque empequeñecen el espacio. Los zócalos con papel pintado ofrecen una decoración muy actual y además, visualmente se gana en amplitud.
Otra posibilidad, en función de la anchura con que se cuente, es integrar una librería baja en el pasillo. Además de ser práctica ofrece un toque de distinción.