Seguramente para pocos ha pasado inadvertido que nos acercamos a toda velocidad hacia la Navidad y con ella regresan toda una serie de tradiciones y ritos, algunos de ellos mucho más antiguos de lo que creemos. Si eres uno de los afortunados que disfrutan de un puesto de trabajo en España es posible que tu jefe te felicite tu desempeño y las fiestas navideñas regalándote la tradicional cesta de navidad. Bueno, cesta o lote o caja… o cajita.

Lo cierto es que detrás del gesto de regalar una cesta de Navidad se esconde una tradición cuyos primeros vestigios se remontan a la época del Imperio Romano. Allí, los subordinados tenían por costumbre acudir a primera hora de la mañana a realizar el salutatio matutina a su patrono. Éste les honraba tras este gesto con la conocida como spatula, que consistía en el reparto de una cesta que entre otros productos incluía comida.

La sportula, al igual que sucede en la actualidad, se regalaba en el mes de diciembre estaba compuesta por una cesta de mimbre. Sin embargo, el significado final de su entrega presentaba muchas diferencias ya que estas cestas se regalaban también en diciembre con motivo de la fiesta pagana de Saturnalia, y acababan sirviendo para ofrendar al dios Saturno. A diferencia de jamón o los turrones, lo que los subordinados acababan brindando a Saturno era una cesta compuesta tradicionalmente de higos secos, laurel, olivo y diversos alimentos.

No fue hasta finales del siglo XIX cuando se generalizó la costumbre por parte de algunos organismos gubernamentales primero y las empresas privadas, más tarde, de obsequiar a los empleados con toda una serie de lotes de Navidad llenas de los productos típicos navideños.