Decía Ortega y Gasset que el hombre es él y sus circunstancias, afirmación que, aplicada a los adolescentes-que no son adultos pero tampoco niños porque caminan hacia la madurez-define a la perfección el estado de caos vital y oscuridad espiritual en el que viven.
Esa especie de tierra de nadie que todo ser humano atraviesa inevitablemente en su vida.
La adolescencia es, sin duda, la mayor convulsión que vive el hombre, es el descubrimiento del mundo pero también de uno mismo, el nacimiento de nuevas y desconocidas reglas y obligaciones, el cambio corporal y hormonal que muta el organismo, la aparición de sueños y ambiciones sociales, el surgimiento del amor….
Ahora dura más años
Según las estadísticas en España hay cerca de 2,5 millones de adolescentes, aunque si antes se daba como válida la edad situada entre los 14 y 18 años, ahora el margen se ha agrandado.
La psicóloga clínica Ángeles Sanz, responsable del Centro de Investigación y Terapia de la Conducta afirma: “ahora se vive una preadolescencia, que empieza a los once o doce años, debido a la liberalización de las costumbres y al aumento de información, y una especie de adolescencia tardía que se extiende más allá de los veinte años.
Ellas, más sacrificadas
Los primeros resultados de una investigación patrocinada por el Instituto de la Mujer y aún en fase de elaboración por la catedrática de psicología educativa María José Díaz-Aguado son que a nuestras niñas aún se las enseña a cumplir las expectativas de los demás, mientras que a los niños se les educa para satisfacer las propias.
Ellas son, como sus madres, más sociables y esforzadas que ellos. Son mejores alumnas y rinden más. Otro cambio respecto a anteriores generaciones es la facilidad para acceder a las drogas. Según los indicadores europeos cada vez es más fácil el acceso a las drogas de los jóvenes, estadísticas que, en España, se disparan si la pregunta se extiende al alcohol, que los adolescentes españoles suelen probar mayoritariamente por primera vez en fiestas familiares.
El amor juvenil también vive un cambio de roles. Muchos psicólogos aseguran que cada vez hay menos chicas románticas, mientras que aumentan los chicos que no temen mostrar abiertamente sus sentimientos y debilidades.
El sexo puede esperar
Según el estudio Global Sex, realizado durante 1999, los jóvenes españoles son de los últimos del mundo en perder la virginidad. Mientras la media mundial está en los 15,9 años, en España la edad llega a los 16,5 años, y nuestros jóvenes, hacen el amor 66 veces al año, una de las menores cifras del mundo.
Aprecian más las relaciones estables que el amor libre. En un informe elaborado para el Instituto de la Juventud, por la Fundación Francesc Ferrer i Guardia, se recoge que de los 15 a los 29 años, sólo el 2% de los españoles está comprometido directamente en algún partido político.
El primer partido en afiliación es el PP, seguido a distancia por el PSOE. Entre las agrupaciones nacionalistas crece el peso de los adolescentes; a la cabeza se sitúa Batasuna, seguida del BNG y de CIU. Elens Azpiroz, directora del Instituto de la Juventud, declaró al respecto: “es cierto que los adolescentes pasan de religión y política, pero valoran más la familia y son respetuosos con sus antecesores”.
Tal afirmación debería llenar de gozo a los progenitores, que soportan el día a día de estos seres humanos, embarcados en un proceso para el que se recomienda una doble y universal receta: acordarse de que ellos mismos fueron adolescentes y de que, la adolescencia se cura por sí sola con la pequeña ayuda del jarabe del tiempo.